Muchas personas han pasado ya la mononucleosis y tú, ¿conoces los síntomas de la enfermedad del beso? Suele afectar más a niños y adolescentes y está asociada directamente con el virus de Epstein-Barr (EBV). Pero, ¿por qué se transmite este virus y cómo afecta a los que lo padecen?
Los síntomas de la enfermedad del beso
¿Qué es la mononucleosis?
A la mononucleosis se le llama también enfermedad del beso; recibe este nombre curiosamente porque los besos se asocian con el cariño, pero también son un foco de contagio e infecciones. Sí, son románticos, pero a través de un beso se puede intercambiar una cantidad considerable de virus y bacterias que ponen en riesgo nuestra salud.

No por nada en los tiempos que corren, para protegernos del coronavirus se recomienda encarecidamente evitar los besos (al menos entre no convivientes), para no ponerse en riesgo. Aunque también hay que recalcar que las bacterias que entran en el organismo a través de los besos sirven como refuerzo para el sistema inmunológico. En un beso se pueden compartir hasta 80 millones de bacterias.
¿Qué causa la mononucleosis?
Sí, la forma más común de contraer mononucleosis es a través del intercambio de saliva durante un beso, pero, también al compartir utensilios con personas contagiadas. Y ¿qué ocasiona los síntomas de la enfermedad del beso? La mononucleosis es producida por el virus de Epstein-Barr (EBV) que pertenece a la misma familia que los virus del herpes.
No es tan contagiosa como otros virus como el de la gripe, pero se cree que cerca del 95% de los adultos la han padecido alguna vez en la vida. También debemos añadir que ante la posible exposición de la mayoría de adultos, estos generan anticuerpos que los protegen del virus y no corren riesgo de contagiarse.
Estos son los síntomas de la enfermedad del beso
Normalmente los síntomas de la enfermedad del beso suelen confundirse con los de una simple gripe que no llega a desarrollarse por completo. Lo que tiene la mononucleosis es que, en los casos más leves, no llega a presentar ningún síntoma.
Después de la exposición y contagio, los síntomas de la enfermedad del beso aparecen de forma eventual y, en muchas ocasiones, no terminan de manifestarse por completo. Para los que sí notan los síntomas, las molestias son progresivas y se desarrollan a lo largo de 1 y 8 semanas.
Dentro de los síntomas más comunes de la mononucleosis nos encontramos:
- Fatiga
- Dolor de cabeza
- Somnolencia
- Pérdida de apetito
- Dermatitis (piel irritada, comezón, inflamación cutánea)
- Malestar en el cuerpo, que incluyen náuseas y vómitos
- Dolor muscular y rigidez
- Dolor de garganta que con los días va a peor y, en algunos casos, dificultad para tragar
- Fiebre (superior a 38º)
- Inflamación de los ganglios, en la zona de axilas y cuello
- Las amígdalas también se inflaman considerablemente y se recubren con una capa blanquecina y amarillenta
- Uno de los síntomas más frecuente es la presencia de moco bastante gelatinoso que resulta muy difícil de expulsar y que genera sensación de ahogo
Otros síntomas de la enfermedad del beso, pero menos frecuentes son:
- Tos
- Dolor en el tórax
- Urticaria
- Ictericia (la piel se torna ligeramente amarillenta y también la esclerótica o parte blanca de los ojos)
- Taquicardia
- Sangrado nasal
- Cuello rígido
- Dificultad para respirar
- Sensibilidad ante la luz
- Inflamación del bazo (en el 50% de los casos) y del hígado (también en algunas ocasiones)

Complicaciones de la mononucleosis
La mononucleosis, aunque de manera menos frecuente, también puede presentar complicaciones. Por ejemplo, como resultado de la enfermedad del beso, los pacientes pueden sufrir anemia (recordemos que, entre otras cosas, los pacientes pierden el apetito y, en general, el conteo de los glóbulos rojos disminuye considerablemente.
También se reduce el conteo de las plaquetas, encargadas de la coagulación: a esto se le llama trombocitopenia. La mononucleosis también puede acarrear complicaciones para el corazón que se inflama (miocarditis) e inflamaciones en distintas partes del cerebro: meningitis y encefalitis.
Para las personas inmunodeprimidas la enfermedad del beso puede traer serias complicaciones. Dentro de estas personas encontramos a los pacientes con VIH/SIDA o aquellos que se encuentren bajo tratamiento que suprima la inmunidad.
Diagnóstico
La enfermedad del beso puede diagnosticarse a través de una analítica de sangre. Recordemos que los síntomas de la enfermedad del beso no se manifiestan sino de manera progresiva; pero el período de incubación del virus tarda entre 4 y 6 semanas. La mononucleosis desaparece después de 2 a 4 semanas del diagnóstico, pero es posible que los síntomas como el cansancio y la fatiga continúen latentes hasta muchos meses después.
Dentro de la analítica de sangre, el médico debe vigilar los niveles de los glóbulos blancos y practicar una prueba de anticuerpos heterófilos, un examen específico que, en caso de salir positiva, confirmará el diagnóstico por mononucleosis.
Tratamiento
Ante los síntomas leves de la mononucleosis los médicos no tienen un tratamiento específico, solo se suministran medicamentos para aliviar los síntomas como analgésicos y pastillas para la fiebre; además recomiendan hacer gárgaras con agua tibia y sal para aliviar la inflamación de la garganta y el dolor. Los médicos también recomiendan la ingesta de muchos líquidos y descanso absoluto.
Después de 10 días la fiebre debe remitir, por su parte, los ganglios deben encontrarse mejor, aproximadamente, 30 días después. Es fundamental no automedicarse para evitar complicaciones y otro tipo de padecimientos que pueden convertir una simple infección por mononucleosis en otra enfermedad más grave.
Prevención de la mononucleosis
A pesar de que es bastante común y se puede contagiar con el simple intercambio de saliva (a través de los besos o por compartir utensilios y alimentos), sí existe manera de prevenir la infección por mononucleosis si se ha estado en contacto con una persona que haya padecido mononucleosis recientemente.
Empieza por lavarte las manos de forma muy frecuente; por otra parte, es importante evitar compartir todo tipo de utensilios como cubiertos, vasos, cepillos de dientes y cualquier objeto que haya estado en contacto con la saliva de la persona que ha pasado la enfermedad.
Hay que tener mucho cuidado aún después de los meses posteriores de haber superado la infección, pues la persona sigue contagiando la enfermedad aunque ya haya pasado los síntomas. Eso sí, la persona que ha tenido mononucleosis es muy posible que no vuelva a contraer la infección; aunque sí existen casos, pero muy aislados.