Tomar decisiones impulsivas es un comportamiento humano normal y, con demasiada frecuencia, es un rasgo de la personalidad al que se le ha achacado mala reputación. La mayoría de nosotros hemos tomado decisiones basadas en un estado de ánimo o un capricho, tales como qué casa comprar o qué carrera seguir, y la mayoría de las veces, estas decisiones salen bien. Los impulsivos son salvavidas ya que sin un instinto de mantenernos alejados del peligro no podríamos sobrevivir. Sin embargo, en algunas circunstancias, actuar sin pensar y no tomar mejores decisiones puede ser una gran responsabilidad. Muchas personas han tomado las peores decisiones de sus vidas basadas en sentimientos espontáneos. La historia está llena de ejemplos de errores impulsivos, desde la invasión italiana en Grecia al comienzo de la Segunda Guerra Mundial hasta cuando Mike Tyson mordió la oreja de Evander Holyfield durante su pelea por el título de 1997 en Las Vegas. En definitiva, cuanto más aparezca un impulso, más probable es que algunas de las decisiones resulten imprudentes o incluso dañinas.
Consejos para tomar mejores decisiones
Practica la atención plena
La atención plena puede serte útil si eres una persona impulsiva, ya que te obliga a centrar toda su atención en una situación. Para comenzar a practicarla, tómate una semana para examinar tu comportamiento impulsivo. Ten en cuenta los sentimientos, pensamientos y eventos que preceden a tus decisiones impulsivas. ¿Cuáles son los patrones que más sigues? ¿Eres más impulsivo cuando estás estresado? ¿Frustrado? ¿Emocionado? ¿Algunas personas te incitan a tomar decisiones impulsivas? Una vez que conozcas cuáles son tus disparadores impulsivos, puedes aplicar técnicas de atención plena como la respiración profunda y la meditación para conectarse contigo mismo, para conseguir que tu atención vuelva a lo que estás haciendo en ese momento. Centrarse en el momento presente debería impedirte reaccionar demasiado a lo que sucede a su alrededor y darte tiempo para pensar en las posibles consecuencias de tu comportamiento antes de que sea demasiado tarde.
Rodéate de gente buena
Si tu red social te incita continuamente a tomar riesgos, es posible que no tengan en mente tus mejores intereses. Las personas que realmente se preocupan por ti tienen más probabilidades de darse cuenta de tu comportamiento impulsivo. Pide a estas personas que te apoyen para que te puedan dar una visión de la realidad cuando tengas ganas de ceder a los impulsos.

Utiliza declaraciones de afrontamiento
Otra herramienta útil para controlar tus impulsos y tomar mejores decisiones es memorizar una frase que te aleje del comportamiento impulsivo. Los psicólogos llaman a estas frases «declaraciones de afrontamiento» y pueden ser muy eficaces para detener el impulso antes de actuar. Por ejemplo, si tienes tendencia a tomar bebidas gaseosas, podrías practica con la frase «No quiero otra bebida» o «Tengo todo lo que necesito en este momento». Pon a prueba esta declaración y toma un breve descanso, como ir al baño, para alejarte de la situación impulsiva. Tomarte un tiempo de descanso reforzará tu declaración de afrontamiento y te dará la oportunidad de volver con mejores intenciones.
Piensa en las consecuencias
Antes de actuar, recuerda lo que salió mal la última vez que actuaste impulsivamente. ¿Qué sucedió cuando te gastaste el dinero del alquiler en otra cosa «más importante» o contestaste mal a tu jefe? ¿Cuál fue el coste de tu comportamiento impulsivo la última vez? Pensar en las consecuencias de tus palabras o acciones antes de que las digas o las hagas puede darte una visión instantánea de la realidad.
Los psicólogos dan un nombre a la sensación de cuando estás a punto de hacer algo sin sentido que causará sentimientos de remordimiento, el «arrepentimiento anticipatorio». La mayoría de las personas no quieren sentir un arrepentimiento futuro y ese deseo puede ser un motivador poderoso para evitar las elecciones que pueden causar daños.