Anorgasmia: ¿qué es y cómo puede solucionarse?

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¿Has oído hablar de la anorgasmia? Se trata de un retraso, recurrente o persistente, o de la ausencia total de un orgasmo en un momento en el que existe excitación sexual. Esta última puede sentirse en niveles normales respecto a duración e intensidad. Sin embargo, la persona que lo sufre es incapaz de alcanzar el clímax mientras mantiene relaciones. Es más común en mujeres que en hombres y afecta entre en un quince y treinta por ciento de la población. De este modo, podemos llegar a la conclusión de que no se trata de un problema extraño, sino mucho más habitual de lo que pensamos. Por supuesto, es posible hacerle frente. Te contamos cómo para que resuelvas esta circunstancia en el caso de que la vivas.

La anorgasmia

Una de las informaciones que más se comentan en el mundo de las relaciones sexuales femeninas es que la mujer debe llegar al orgasmo mediante la penetración. Por ello, muchas de ellas se frustran, llegando a pensar que sufren anorgasmia. Sin embargo, simplemente se trata de eliminar ideas erróneas que se nos han transmitido desde el principio. Asimismo, también es importante que se sepa cómo se puede disfrutar de una relación sexual, incluido el clímax, más allá de la penetración. De este modo, las relaciones sexuales serán mucho más placenteras y cualquier persona se sentirá más libre a la hora de disfrutarlas.

Tipos de anorgasmia

Existen muchos tipos de anorgasmia. Estos son los siguientes:

  • Primaria: se trata de aquella en la que nunca se ha vivido un orgasmo.
  • Secundaria: tiene lugar cuando la anorgasmia aparece tras una etapa completamente normal respecto a las relaciones sexuales.
  • Situacional: es aquella en la cual no se puede llegar al orgasmo cuando se sufren ciertas situaciones o cuando se mantienen relaciones sexuales con ciertas personas.
  • Generalizada: es una de las que más preocupan, ya que la persona que sufre la anorgasmia no puede alcanzar el orgasmo en ninguna circunstancia.
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Causas de la anorgasmia

Según los expertos, la anorgasmia suele producirse por diversas causas. En estos casos, es raro que solo haya un motivo, sino que son varios los factores que están implicados para que se dé este tipo de situación. Las más destacadas son las siguientes:

  • Tener un concepto negativo del sexo. Hay quien siente ansiedad y miedo solo por escuchar esta palabra.
  • Estar involucrado con ideas muy religiosas que transmiten sensaciones negativas, mitos y tabúes cuando hablan de sexo.
  • Una autoestima baja puede provocar anorgasmia.
  • Falta de información sobre conceptos relacionados con las relaciones sexuales. De este modo, es posible que no se esté llevando a cabo la estimulación adecuada por parte de la pareja o por uno mismo.
  • El sentimiento de culpabilidad por el hecho de mantener relaciones sexuales perjudica a la hora de sufrir o no anorgasmia.
  • Un alto nivel de estrés puede provocar que sea difícil alcanzar el orgasmo.
  • Los problemas de pareja o la falta de habilidades sociales, como la asertividad, pueden estar relacionados con la anorgasmia.
  • El miedo a dejarse llevar con una persona también influye en que se dé o no este concepto.
  • Sentir vergüenza a mostrar el propio cuerpo perjudica, y mucho, en el buen desarrollo de las relaciones sexuales.
  • El hecho de tener traumas por haber sufrido abuso, por ejemplo, hace que la anorgasmia pueda hacerse protagonista de forma recurrente.
  • Tomar algunos medicamentos, como hipertensivos o antidepresivos, puede provocar el hecho de no llegar al orgasmo. Esto se debe a que es posible que exista falta de lubricación o cambios hormonales.
  • Sufrir algunas enfermedades metabólicas o neurológicas también puede provocar anorgasmia. Lo mismo sucede con algunas enfermedades crónicas, como las renales o alteraciones del suelo pélvico.
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¿Existe un tratamiento ante este problema?

Normalmente, cuando una mujer sufre anorgasmia, su tratamiento consiste en psicoterapia sexual. Esto se debe a que no existen a día de hoy medicamentos para tratarla. Algunos de los puntos más destacados de esta terapia son:

  • Psicoeducación: En este punto se tienen en cuenta aquellos aspectos más destacados de la salud tanto afectiva como sexual. De este modo, a la persona que sufre anorgasmia se la ofrece toda la información necesaria para que deje a un lado todas aquellas ideas erróneas que pueden estar provocando el problema.
  • Tratamiento de sentimientos negativos: Muchas personas que sufren anorgasmia tienen sentimientos negativos hacia la pareja o hacia sí mismos. Estas ideas las bloquean, por lo que es imprescindible eliminarlas para poder avanzar.
  • Autoerotismo: Es muy importante conocer el propio cuerpo para saber qué caricias gustan más y qué puntos son los que más placer hacen sentir. Ninguna persona es igual, por ello, es normal tener mayor o menor sensibilidad en ciertas partes del cuerpo y sentir mayor o menor atracción por ciertas experiencias. De este modo, realizar una exploración táctil y visual del propio cuerpo ayudará a saber qué se puede llevar a cabo para sentir una mayor relajación y un mayor placer.
  • Técnicas en pareja: Conectar con la pareja es muy importante a la hora de mantener relaciones sexuales. Por ello, una forma de vencer la anorgasmia es saber comunicarse, teniendo en cuenta, por ejemplo, cómo llevar a cabo la penetración o la masturbación para que la persona que sufre este problema se sienta cómoda y se deje llevar.
  • En el caso de que la anorgasmia se deba a problemas físicos, los relacionados, por ejemplo, con el suelo pélvico, son muy útiles las técnicas posturales y los ejercicios de Kegel.
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Por otro lado, es muy importante destacar que la mujer debe saber que el orgasmo, la mayoría de las veces, no tiene lugar con la penetración. Según los estudios desarrollados hasta el momento, entre el 50 y el 75 por ciento de las mujeres no pueden llegar al orgasmo con penetración, pero sí hacerlo de otras maneras. También se analizó que el porcentaje restante no se tenía claro si el orgasmo fue mediante penetración o por la estimulación del clítoris mediante otras formas, sin tener en cuenta la postura que se había utilizado a la hora de mantener relaciones sexuales. Asimismo, es necesario saber que el clítoris no solo es ese capuchón que se sitúa en la parte externa de los genitales de la mujer, sino que también tiene raíces en la parte interior.

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El orgasmo como consecuencia

Es muy común pensar que se mantienen relaciones sexuales para alcanzar el orgasmo. Sin embargo, cuando una persona tiene sexo con otra, lo que tiene que hacer es dejarse llevar por la situación y disfrutar de todo lo que se puede desarrollar durante el proceso, como son las caricias. De este modo, en el caso de tener otra idea del sexo, la ansiedad de querer llegar al orgasmo puede provocar la anorgasmia.

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Muchas veces, el miedo a esa frase de «no poder terminar», tensa el cuerpo, por lo que uno no puede disfrutar de la experiencia como lo haría una persona relajada. Así, es importante tener confianza y disfrutar de cada pequeña sensación, ya que todas ellas pueden ser provocadas por detalles que en un primer momento creemos insignificantes, como un susurro.

Con todo, tenemos que darnos cuenta de que el orgasmo debe de ser una consecuencia de todo lo anterior. Por lo que te recomendamos que te olvides de esta palabra y te dejes llevar por todas las cosas positivas que conforman una relación sexual.

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