¿Sabes que cada uno de los españoles generamos anualmente más de 550 kg de basura? Así lo ha estimado Eurostat. Nuestra huella ecológica se sitúa por encima de la media europea (con poca diferencia, eso sí). Ante esta realidad, desde diversos colectivos y particulares ha iniciado un movimiento que se basa en la capacidad del hombre para vivir sin generar basura o Zero Waste.
Estos datos pueden parecer nimios, pero si se ponen en contexto se puede comprender mejor su valor real. Solo las ciudades del mundo generaron en 2016 más de 2000 millones de toneladas de residuos. Y se prevé que aumente hasta casi los 3500 millones de toneladas en 2050.
Zero Waste, una filosofía de vida
Aquellos que defienden y practican el Zero Waste o cero residuos, en su día a día rechazan los plásticos y otros elementos con alto impacto en el medio ambiente -ya sea por lenta degradación o por la contaminación que su producción genera-; pero también reducen el consumo y reutilizan todo lo aprovechable. Esto es reciclan, y cuando es necesario compostan.
O lo que es lo mismo, las tradicionales 3 erres del ecologismo, se transforman en las 5 erres.
Las 5“R” detrás del movimiento Zero Waste
La primera de las cinco erres del movimiento cero residuos, hace referencia al rechazo que sienten quienes practican el Zero Waste por todo aquello que genera un residuo o una contaminación innecesaria.

Del mismo modo, este uso selectivo genera una importante reducción en el consumo. O más bien, realizar un consumo inteligente. Quienes practican este estilo de vida señalan que no se trata de censurar el consumo sino de hacerlo de forma inteligente para la economía familiar y para el planeta.
Vivir con lo esencia, sin objetos superfluos, está en la base de este movimiento ya asentado en España. ¿Realmente necesitamos todo lo que tenemos y/o compramos?
¿Qué hacer con lo necesario que ya hemos usado? Que un producto sea reciclable significa que podemos no solo convertirlo en una nueva materia prima para nuevos productos sino reconvertir los existentes para otra utilidad.
Y en aquellos artículos que requieran un contenedor, optar por envases como el vidrio o la madera. Aquello que es de segunda mano también se engloba como acción dentro del movimiento cero basuras; del mismo modo que lo hace si se repara.
¿Qué hacer con los orgánicos?
Aquí entra en juego la quinta de las erres, el compostaje o rot en inglés. Aquellos residuos que son orgánicos también tiene una segunda vida antes de pasar a la tierra o los acuíferos: ser material para el compostaje o formulación de abonos naturales.
Estos se pueden utilizar para la siembra de jardines o zonas de producción para el autoconsumo como pueden ser los huertos.
A todo ello es a lo que se denomina como reciclaje real: dar una segunda vida a aquello que parece no tenerla.
Cómo conseguir dejar de generar residuos
El objetivo que persigue Zero Waste es generar menos basura, para lo cual es necesario ser consciente de qué se consume y cómo se consume. Solo así se puede acometer una racionalización del consumo.
Primeros pasos para una vida Zero Waste
¿Por dónde comenzar? Si nos atenemos a los datos de consumo de plástico – -, no cabría ninguna duda que el primer hito a conseguir en este proceso de reducción paulatina de la basura que se crea, correspondería a la eliminación del plástico en el día a día.

¿Bolsas del supermercado? Reutilizables mejor que de plásticos no degradables; comprar a granel en vez de productos envasados en forestan y film transparente (ambos producidos con plástico), o utilizar bolsas de basuras biodegradables. En definitiva, se trata de iniciar una cadena de pequeños gestos que se conviertan en modos de vida continuos en el tiempo.
¿Sabías que los productos congelados son uno de los artículos de alimentación que más plástico e impacto en el medio ambiente tiene? Los defensores del movimiento Basura Cero priorizan cocinar en casa alimentos frescos que alimentos congelados o precocinados.
Así las cosas, como indican, es más un acto de concienciación de lo que supone nuestro consumo para el planeta que tomar grandes medidas. O lo que es lo mismo: piensa en global; actúa en local.
¿Comprar todo de nuevo? ¡Cuidado!
Desde Zero Waste España alertan de los peligros de banalizar el movimiento si se mantiene más como una moda que como una forma de vivir.
En los diversos foros que existen sobre los residuos cero se encuentran muchos ciudadanos con buena intención pero con ideas preconcebidas erróneas. Sobre todo, cuando se menciona el movimiento como un movimiento ecologista que rechace todos los plásticos.
Sin embargo, reconvertir cómo vivimos no tiene por qué implicar romper con todo lo que teníamos hasta ahora, sino ser conscientes de su impacto en el medio. Al mismo tiempo, se ha de evaluar cuál es el valor real de ese para nuestro día a día.
Del mismo modo, tampoco implica que debamos deshacernos de todo lo que tenemos y sustituirlo por productos ecológicos, sino alargar la vida útil de aquello que tenemos. Solo cuando ya no dé más de sí, entonces sí se puede aprovechar para comprar productos que garanticen su calificación de ecológico.
Así las cosas, se puede decir que nuestros abuelos y padres han sido precursores, sin saberlo, de toda una corriente de pensamiento y forma de vida: el #zerowaste o #basuracero. Y tú, ¿eres un consumidor cero residuos?