Quien fue Elena Francis, esposa y madre perfecta

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Elena Francis fue el paradigma de la esposa y madre perfecta. Quizá las más jóvenes no habéis oído hablar de ella, pero estoy segura que a la mayoría os suena y para las más mayores formará parte de vuestros recuerdos.

Durante casi 40 años, entre 1947 y 1984, las mujeres españolas escribían al consultorio radiofónico de Elena Francis con la esperanza de que ella compartiera un pedazo de su sabiduría. La Sra. Francis  se encargo de asesorar a varias generaciones de mujeres, con sabios y amables consejos para ayudar al ama de casa  a convertirse en la esposa y madre perfecta. Doña Elena sabía de todo y se le podía consultar cualquier cosa, desde cómo quitar las manchas de vino hasta qué hacer si a tu marido le gusta ponerse tu ropa.

Por poner alguno ejemplos muy gráficos de aquella mujer perfecta. Si el marido te salía homosexual (¡vaya desgracia!) no le presiones y trata de entenderlo; te ha pegado (algo habrás hecho) no le provoques la próxima vez.; esta liado con otra, no te lo tomes muy a pecho, los hombres son así, intenta darle todo lo que necesita para que no lo busque fuera. Pequeñas perlas de inteligencia y orgullo femenino, muy al estilo de la Sra. Francis.

Para el consultorio de  Elena Francis y el nacional- catolicismo de la época, el lugar de las mujeres estaba en casa, atendiendo al marido y a los hijos, manteniendo el decoro, cuidando del qué dirán y sonriendo complaciente. Así, la esposa y madre perfecta era hermosa, sumisa, hacendosa y, a poder ser, tonta. Tuvo muchísimo éxito.

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Pero ¿Quien era realmente Elena Francis?

Durante muchos años, la figura de Elena Francis fue un misterio. Decían que era un ama de casa perfecta y humilde. Ella quería ayudar a las mujeres con su consultorio, pero contaba con la discreción y mesura propias de toda buena mujer cristiana. Debía mantenerse alejada de la luz pública. Las mujeres españolas, encantadas con sus consejos y secretamente envidiosas de su sabiduría, se morían por conocer a la Sra. Francis y poder imitar hasta el peinado. Así fueron alimentando el misterio.

Elena Francis paradigma de la esposa y madre perfectas

Sin duda, una de las campañas de marketing más exitosas de la historia y/o un camelo que se prolongó durante años. Doña Elena Francis nunca existió. Fue creada por una firma de cosméticos catalana con la única intención de promocionar sus productos. Pero el éxito del personaje fue tal, que los productos del Instituto de belleza Elena Francis quedaron relegados tras la fuerza de su consultorio. Se concentraron en ella y en su capacidad para influir en el ama de casa media de aquella España franquista. Así, sus cartas, sus consejos, esos retazos de saber estar y buen hacer,  los redactaba inicialmente un grupo de asesores – hombres- entre los que había un psicólogo y un cura, hasta 1966 cuando el periodista, escritor y crítico taurino Juan Soto Viñolo asumió la identidad de nuestra querida Elena hasta el final del programa en 1984.

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Así, durante 37 años, unos cuantos hombres se dedicaron a aconsejar a las mujeres españolas cómo ser la esposa y madre perfecta.  Las que no lo recordéis bien, preguntad a vuestra madres y abuelas, ellas os confirmarán que era muy famosa.

Elena Francis era parte de la sociedad española: una amiga y una consejera. Un modelo a seguir creado por hombres.

Hasta casi el final continuaron insistiendo en hacer creer al público que Doña Elena Francis era real. Cuando, a principios de los 80 un libro destapo la verdad: «Elena Francis: un consultorio para la transición» de Gerard Imbert, esto cayó como un jarro de agua fría entre toda una generación de mujeres que siempre quisieron ser Elena Francis.

Fue un escándalo. Además, a Elena se le atragantó la libertad. No supo adaptarse a los tiempos y cuando en España las mujeres empezaron a hablar de divorcio, aborto y libertad sexual, ella – él – quiso seguir hablando de sumisión y decoro. Elena nos dejó en 1984. No la echamos de menos.

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