Aceite de palma, mitos y realidades de un habitual en nuestra despensa

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Llevamos meses escuchando y leyendo sobre los peligros de la ingesta de aceite de palma. Todos lo hemos visto y muchos hemos pensado que esa información no va con nosotros . “Yo siempre cocino con aceite de oliva”.

Lo cierto es que todos estamos consumiendo cantidades relevantes de aceite de palma sin ser conscientes de ello

El tema está en que, hasta hace unos años, nadie hablaba del aceite de palma. Lo que nos podría llevar a concluir que hasta hace unos años no formaba parte de nuestra despensa. Pero en ese punto, nos estaríamos engañando. El aceite de palma se ha venido usando desde los años 50 en la fabricación de alimentos ultra-procesados. Resulta barato de fabricar y muy sabroso. Es a través de este tipo de alimentos como el aceite de palma se cuela de forma habitual en nuestra despensa y nuestra dieta.

El aceite de palma no salto a la palestra hasta hace unos 3 años. Hasta 2014 la legislación permitía un etiquetado genérico utilizando la denominación “aceite vegetal”. Hasta esa fecha no era necesario especificar en la etiqueta qué tipo de aceite vegetal se estaba empleando.

Cuando los fabricantes se vieron obligados a especificar el tipo de aceite que estaban usando, fue cuando las organizaciones de consumidores se dieron cuenta de que, la mayoría de los productos que tenemos en casa tienen aceite de palma entre sus ingredientes.

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bollos industriales con aceite de palma

Si hechas un vistazo a tu despensa y te entretienes en leer las etiquetas, lo comprobaras. Galletas, bollería, sopas instantáneas, pizzas, chocolates, cualquier clase de producto para untar, muchos de los aperitivos y suma y sigue. Encontraras en su etiqueta al aceite de palma. Si hay suerte, el fabricante habrá puesto directamente aceite de palma y será fácil de identificar. También puede aparecer el nombre científico: elaeis guinensis.

¿Qué es el aceite de palma y cómo afecta a nuestra salud?

El aceite de palma es un aceite de origen vegetal que se extrae de la fruta de la palma. Es el aceite de origen vegetal que más se fabrica y más consume en el mundo.

El aceite de palma tiene tres componentes básicos:

  • 45% de ácidos grasos saturados, principalmente el conocido como palmítico.
  • 45% de ácidos grasos monoinsaturados, básicamente oleico.
  • 10% de ácidos grasos poliinsaturados.

Pero la verdad es que, dicho así, a la mayoría de nosotros esto nos suena a chino.  Para que nos entendamos todos, el problema del aceite de palma es uno de sus componentes, el palmítico. Es una grasa saturada de las que provocan el “colesterol malo” que puede afectar a nuestro sistema cardiovascular.

También se ha comprobado que el sistema de refinado de este aceite, sometiéndolo a temperaturas superiores a los 200 grados, hace que en el aceite se formen una serie de sustancias que están relacionadas con la incidencia del cáncer.

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Ahora tenemos claro que el aceite de palma es un fiel sirviente del malvado colesterol, que tanto daño puede hacer a nuestras arterias.

frutas y verduras

¿Cómo llevar una alimentación sana y evitar el aceite de palma?

Según la Organización Mundial de la Salud una diete equilibrada puede contener hasta un 10% de grasas saturadas como el aceite de palma. Si tenemos una dieta equilibrada nuestros niveles de colesterol malo no tienen porque verse afectados por la ingesta esporádica de productos ultra-procesados.

Muchas compañías ante la mala fama, merecida, de este tipo de aceites esta optando por cambiarlos por otro tipo de grasas, pero esto no garantiza un producto más saludable. Las grasas “saludables” , como el aceite de oliva, son productos caros que nunca formaran parte de las cadenas de producción de productos ultra-procesados.

Al final, todos los expertos coinciden en que la mejor forma de dejar de preocuparse por los etiquetados es comprar productos naturales y frescos. Comer aquellos productos que no necesitan etiquetas. Verduras, pescados, carnes, fruta o legumbres. Si estos son los básicos de tu despensa, puedas darte un capricho de tanto en tanto, que tu salud no se verá resentida. Pero lo mejor que puedes hacer para darte estos caprichos con seguridad es ¡hacerlos tu misma!

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