Cómo conseguir que una mascota no sienta celos de un bebé

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La llegada a casa de un bebé es un acontecimiento único y muy nuevo para todos los miembros de la familia, incluida la mascota. Este cambio tan grande puede trastocarla y hacer que tenga celos. Sin embargo, hay maneras de conseguir que una mascota no sienta celos de un bebé.

Qué hacer para que la mascota no sienta celos de un bebé

Antes de la llegada

Los perros son animales de rutina, por lo que en este caso lo primero que habrá que hacer es cambiar horarios poco a poco hasta que se ajusten a los que habrán cuando llegue el bebé. No hay que eliminar paseos, juegos, actividades físicas o escapadas, sino alterarlos lo mínimo posible para que sean compatibles con el tiempo que necesitará el bebé. En caso de que el perro sea muy dependiente, hay que empezar a acostumbrarlo a un cierto nivel de independencia. Y jamás hay que descartar la opción de contratar a un paseador de perros. Eso sí, todos estos cambios tienen que hacerse poco a poco.

Evitar que el perro coja celos del bebé

Mientras se prepara la habitación del bebé, el perro o gato tiene que poder entrar con total libertad, explorar y olfatear los nuevos objetos. Hay que tener en cuenta que para un gato, las superficies confortables y situadas a cierta altura, como una cuna o un cambiador, pueden ser muy atractivas. Para evitar que duerma en alguno de estos sitios, se puede cubrir con papel adhesivo. A los gatos no les gustan las superficies pegajosas, por lo que enseguida aprenderá que no son sitios cómodos o adecuados para él.

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Durante el embarazo no hay que tener miedo a que el gato o el perro se acerque a la barriga. Apartarlo podría provocar los celos antes del nacimiento. Además, son bastante intuitivos en estos casos y no harán nada malo, sino todo lo contrario.

La llegada del bebé

Antes de que el bebé llegue a casa, se puede dejar que el animal olfatee ropa del pequeño. Lo mejor es que el padre lleve a casa ropa que haya llevado el bebé, que estará impregnada del olor, para que se familiarice con él.

Después de todos los preparativos, llega el momento más importante, que bebé y mascota se conozcan. Si es un gato lo que hay en casa, no hay que forzar jamás el encuentro o podría agobiarse y estresarse. Hay que dejar que el gato se acerque gradualmente al bebé, siempre por su propia iniciativa y bajo supervisión. Lo mejor, sobre todo durante los primeros meses, es dejar la puerta de la habitación cerrada cuando el bebé esté durmiendo. La mayoría de gatos se acostumbran a la nueva situación sin problemas, sobre todo si ya se han ido familiarizando con el olor.

Evitar que el gato coja celos del bebé

Si en casa hay un perro, lo mejor es que un miembro de la familia muy cercano lo saque a pasear para que cuando llegue a casa, un poco cansado después del paseo, se encuentre al bebé. Sin sacarle la correa, hay que dejar que se acerque a él y lo huela. Si no gruñe y no muestra una actitud nerviosa, será el momento de quitarle la correa. Si se muestra tímido o reacciona con miedo, lo mejor será acariciarlo, hablarse suavemente y no forzar el encuentro entre ambos. Todo requiere su tiempo.

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La convivencia

Cuando el niño empiece a interactuar con el perro o el gato, es importante que haya un adulto al lado. Durante este proceso se tendrá que educar al niño para que sepa tratar a la mascota y sepa acariciarla. Los niños tienden a ser bastante bruscos o efusivos, y eso puede molestarles, sobre todo si son ya ancianos.

Convivencia entre niños y mascotas

Ante cualquier actitud fuera de lo común, lo mejor es contactar con un especialista en adiestramiento. Pero si el animal no se siente en peligro o excluido de un día para otro, todo irá bien.

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