Seguramente has probado el delicioso helado de menta o has comido algún plato decorado con esta hierba aromática, pero el uso de esta planta no es exclusivo de la cocina. La menta también es ampliamente utilizada para aliviar problemas de salud y en algunas recetas caseras de belleza. Si quieres saber todo lo que esta planta puede aportar a tu salud, aquí te dejamos sus principales usos y cómo sacar partido a las propiedades de la menta.
¿Por qué las propiedades de la menta ayudan a mejorar la salud?
La menta es una planta que puede crecer silvestre en casi cualquier clima. Quizá su uso más conocido es como hierba aromática para la elaboración y decoración de diversos platos, tanto dulces como salados.
Las propiedades de la meta también se han utilizado con fines curativos para aliviar los síntomas de algunas enfermedades de las vías respiratorias y problemas digestivos. Además, es una gran aliada para tratar problemas de piel y un excelente remedio contra el estrés.
Para entender mejor por qué las propiedades de la menta pueden ser beneficiosas para la salud, hagamos un repaso de su composición.
En primer lugar, la menta contiene fibra y minerales como calcio, magnesio y fósforo, por lo que se dice que esta planta es muy nutritiva y ayuda a mejorar el proceso de la digestión. Este es el motivo por el que muchas personas la utilizan en sus dietas para adelgazar.
Además, la meta está compuesta por ácido ascórbico, también conocido como vitamina C, muy utilizado en la industria farmacéutica para aliviar la congestión pulmonar y nasal. Otro de los elementos que componen las hojas de menta son las vitaminas del grupo B, que favorecen el correcto funcionamiento de los procesos metabólicos.
Beneficios de la menta en infusión
Unas de las mejores maneras de consumir la menta son las infusiones, muy fáciles de preparar en casa y que te ayudarán a mejorar la salud.

Tras las comidas copiosas, una taza de infusión de menta puede ser de gran ayuda en los procesos digestivos. Las propiedades antiespasmódicas y anti vomitivas de la menta ayudan a digerir mejor los alimentos y evitar las flatulencias.
La menta estimula el funcionamiento del hígado, promoviendo la secreción de bilis, por lo que es muy útil para mejorar las funciones hepáticas. Además, es muy utilizada para tratar problemas en el colon, pues ayuda a eliminar los gases y desechos del intestino.
El mentol contenido en las hojas de menta hace que estas tengan propiedades anticongestivas y antivirales. Una infusión de menta puede ayudar a aliviar la congestión nasal y los síntomas de la gripe y el resfriado.
Asimismo, las propiedades de la menta también son utilizadas para mejorar la circulación sanguínea y aliviar los dolores de cabeza. Sin embargo, no se recomienda beber más de una taza de infusión de menta al día para evitar efectos indeseados como irritación estomacal o gastritis.
¿Cómo sacar partido de las propiedades de la menta con sus aceites esenciales?
Otra forma de sacar partido de la menta es a través de sus aceites esenciales. Muchas personas utilizan el aceite de menta debido a sus propiedades analgésicas y antisépticas.

Cuando padeces de dolores reumáticos o musculares, puedes humedecer un paño con aceite de menta y colocarlo en la zona a tratar, al poco tiempo sentirás cómo el dolor desaparece. También puedes utilizar este remedio para aliviar los dolores de cabeza aplicando pequeños masajes en las sienes con los dedos humedecidos de este aceite.
Las propiedades secantes y antibacterianas del aceite de menta pueden ser muy útiles para aliviar los picores producidos por heridas y picaduras de insectos. De la misma manera, puedes aprovechar las bondades de este aceite para mejorar problemas de piel como el acné.
¿Cómo preparar aceite de menta en casa?
El aceite de menta es muy fácil de preparar en casa. Solo necesitarás unas ramas de menta y aceite de oliva o cualquier otro de tu elección.
Antes de ponerte manos a la obra, lava bien las ramas de menta y déjalas secar al aire libre para eliminar el exceso de agua. Luego separa cuidadosamente las hojas del tallo y tritúralas con la ayuda de un mortero.
Cuando las hojas estén bien machacadas, introdúcelas en un frasco de boca ancha que debe estar totalmente desinfectado. Luego vierte aceite en el frasco hasta tapar completamente las hojas de menta. Deja reposar esta preparación por al menos 20 días.
Transcurrido ese tiempo, utiliza un colador para separar el aceite de las hojas de menta. Notarás que el aceite ha adquirido un color verdoso, lo que significa que todas las propiedades de la menta se han mezclado perfectamente.
Recuerda que también puedes utilizar este aceite para aportar luminosidad a tu piel y aclarar las manchas debido a su alto contenido de vitamina C.